De repente todo pasó como un suspiro. La lluvia comenzó a caer torrencialmente y todos los que estaban caminando por la vereda buscaron un lugar para protegerse. Como siempre reaccioné muy tarde y cuando trate de buscar un lugar no lo encontré y en ese momento fue cuando te vi.
Caminabas hacia a mi con esa sonrisa que siempre te caracterizó, llevabas un paraguas rojo para variar los colores oscuros del invierno. Un nerviosismo apareció por mi cuerpo y me volví por el camino en el que había estado, tratando de ocultarme, era imposible. Sentí la acogedora protección del paraguas que habías extendido detrás de mí.
-Sino me quieres mirar esta bien- dijiste -pero por favor coge el paraguas .
Una lágrima comenzó a caer por la mejilla de mi rostro, supuse que no la notarías por lo empapada que había quedado, así respirando profundamente voltee y te miré sin poder evitarlo. Tus ojos azules cariñosos examinaron mi rostro y extendiste tu mano secándome sin resultado las lágrimas caídas. Sonreíste tristemente y preguntaste porqué me había ido. Yo no pude decir nada como siempre me pasaba cuando estaba junto a ti . ¿Para qué servían las palabras si con las miradas decíamos más?
Cogí tu mano y deslicé suavemente mi palma hasta coger el paraguas. Sin poder mantener la mirada en ti, mire el suelo. Tú suspiraste y me acariciaste el rostro como hace unos años lo habías hecho, y ese fue el momento en el que supe que nunca te olvidaría.
Tú, tú siempre estarías allí. En cada canción que escuchara, en cada amanecer que vería, en cada atardecer que viviría, cuando viera la luna, nuestra luna, me acordaría de todo, todo. Me acerque, te di un beso en la mejilla y te dije: "Nunca me olvidaré de ti ". Me miraste con ojos tristes y me perdí en la profundidad que es el azul del cielo. Hiciste un puño con tu mano demostrando tu impotencia de cómo esa situación se nos iba de las manos. No podías hacer nada, lo sabías. Yo tampoco podía. Diste un suspiro que yo no entendí. Y finalmente dijiste con una voz triste "Ya me olvidaste..."
"No, no lo he hecho" quise decir. Pero no fue así, no tuve el valor de decirlo, solo sentí que aparecía un pequeño vacío, un espacio que había quedado sin ti en mi corazón.
-Yo... no... - pronuncie en voz baja.
Tú bajaste la mirada y dijiste:"Creo que es hora". Instantáneamente entendí lo que no me querías explicar. Había crecido, madurado, florecido y tenía que seguir otro camino. Me diste una última mirada y me dijiste: "Tú tienes que hacerlo primero, yo no puedo" .
Sonreí sin querer, era la primera vez que dejabas tu caballerosidad de lado. Era hora de dar un paso hacia atrás, apenas lo hice sentí como una brisa fría se interpuso entre los dos. ¿Te encontraría de nuevo? Soltaste mi mano muy despacio, miraste el horizonte y dijiste: "Good bye" con ese clásico acento que me encantaba.
Me sequé una lágrima rebelde que había caído y te dije muy lentamente: "Adiós".
Queriendo que ese instante se alargará. No había marcha atrás, tenía que seguir mi camino, cumplir mis metas, mi vida, mi historia... recién comenzaba.